Lecturas para el verano

Un mundo soñado por Grace Mccleen

Este es ese tipo de libro que está entre la novela y el relato autobiográfico. No es del todo ficción, pero tampoco es una biografía al uso. La narración se basa en vivencias personales pero de alguna manera se ha envuelto en un marco literario que lo hace mas comprensible y de alguna forma suaviza la crudeza de la historia. La voz infantil de la narradora resulta en algunos momentos estremecedora, en cambio en otras ocasiones, se vislumbra demasiado a la persona adulta que escribe, pone en boca de una niña de diez años reflexiones y conclusiones que no resultan creíbles en  alguien de esa edad.

En todo caso, es interesante el ámbito extemporáneo donde esta criatura se desenvuelve, y los recursos que la naturaleza humana pone en práctica para equilibrar su hábitat, su mundo, y dar sentido a las cosas.

Hay pasajes tan tristes y desesperados que se tiene la tentación de abandonar la lectura, pero acertadamente va resolviendo de manera positiva, y al final queda una sensación de alivio .

Está bien escrito, tiene un ritmo constante, y a pesar de lo duro que es, te mantiene enganchada a sus paginas. Me ha gustado leerlo, el tema era nuevo para mi, pero evidentemente no es una lectura divertida.

En este género, leí el año pasado uno de una autora francesa, Delphine de Vigan, que se llama "Todo se opone a la noche" que es de verdad buenisimo, muy duro en ocasiones y sobrecogedor, pero con una buena dosis de ternura y de comprensión. Además tiene un estilo narrativo muy original y adecuado para contar este tipo de historias sobre clanes familiares, haciendo hablar a los diferentes miembros de la familia sobre los mismos hechos, con lo que se obtiene una sensación de prisma cambiante según la mirada  de cada cual. También es interesante porque la sociedad y el tipo de familia en que se basa es muy característico de una época en la que muchos encontraremos referencias y evocaciones. Este lo recomiendo vivamente.

Muerte entre líneas por Donna Leon

Cada vez más, me acerco a las entregas anuales de esta autora, con la ilusión de reencontrarme con viejos amigos:  el comisario Brunetti, su familia y sus compañeros en la questura. Lo que más me gusta es pasear con él por Venecia  y descubrir rincones y lugares nuevos de esa maravillosa ciudad.

Las tramas policiales son cada vez menos consistentes y los desenlaces, ciertamente desastrosos, pero es un placer tener la excusa para volver de visita cada año.


Juego de espejos por Andrea Camilleri

También, al leer a Camilleri en su serie del comisario Montalvano, es como tomarse una tarde  para reencontrarse con amigos. Nunca defrauda la frescura con que escribe este hombre de ochenta y siete años, la enorme personalidad de sus personajes que han cobrado existencia propia y las tramas, que son posibles y probables y siempre salpicadas con un poco de sustancia mafiosa, como no puede dejar de ser.

Me entusiasman las comidas que describe, siempre típicamente sicilianas, son un tesoro, estoy absolutamente segura de que pronto se editara un libro con las recetas para elaborarlas.


Los cuerpos extraños por Lorenzo Silva

Una vez  más  el brigada Bevilaqua y la sargento Chamorro son elegidos para la investigación de un asesinato cuyas connotaciones políticas lo convierte en un asunto "delicado" y , una vez más, cumplen con su objetivo.

La nueva entrega cumple con las expectativas de calidad que tiene siempre Lorenzo Silva, y Virginia y Rubén, siguen siendo esos Guardias Civiles que responden a una tipología humana que caracteriza a los mejores de entre sus miembros. Son más mayores y han ido madurando consecuentemente, él un poco menos cínico y más empático con sus compañeros, y ella más frágil y vulnerable que en otros episodios, pero igual de honestos e íntegros. El autor no ha caído en la tentación, tan rentable hoy en día, de denostar instituciones, seria lo más fácil y seguramente tendría repercusión mediática extra.

En lo que se refiere a la trama, el crimen  se sitúa en el ámbito político municipal y esta vez si debo señalar que el autor a mi modo de ver ha sucumbido a la moda de criminalizar a la clase política, eso me parece un recurso facilón. Fuera de eso no pongo ninguna pega a la nueva novela.

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