Los papeles de Aspern por Henry James
Cuando abres un libro
de Henry James sabes seguro que va a ser bueno. Puede gustarte más o menos pero
es literatura de una calidad incuestionable. Así que cuando llevo dos o tres
intentos fallidos al elegir lectura, recurro a leer algo con lo que no me
equivoque y Los papeles de Aspern en
su nueva traducción no me ha decepcionado. James elige un argumento
relativamente sencillo e inspirado en un la historia real de un Americano
obsesionado por conseguir unas cartas de amor escritas por Shelley. Sobre esto construye
una historia que en mi opinión es de las mejores del autor, al menos una de los
que más me han gustado.

Los papeles de Aspern,
es una obra mucho más corta y de una profundidad distinta pues utilizando
apenas tres personajes, urde un tejido de pasiones en el que los envuelve
haciendo que cada uno de ellos pretenda utilizar a los otros para conseguir su
fin, mostrando así la pobre calidad moral de la naturaleza de cada uno de
ellos. Todo esto sobre el telón de una Venecia evocada, someramente descrita desde
el palazzo de Juliana Bordereau del
que apenas se aleja más que un par de veces, y aun así consigue sumergirnos en la belleza de la
ciudad.
James elabora un perfecto mecanismo narrativo que
tiene una dimensión perfecta. No hace digresiones innecesarias y se centra el relato principal. Quizás sea esta la menos
barroca de sus obras que he leído pero no por ello prescinde de la utilización
de larguísimas frases característica de
su estilo literario.
A mi me encantan los
escritores del final del XIX. Escriben para ser leídos con tiempo y casi
siempre exigen una reflexión por parte del lector para entender todo el
significado que el autor pretende dar a la obra, casi nunca son superficiales y
esta desde luego no lo es.
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