Los 16 arboles del Somme por Lars Mytting
Estupenda
novela. Una vez más, un autor noruego aparece en la escena literaria con fuerza
y personalidad.
Una
buena historia que comienza en los primeros años del siglo XX, durante la
Primera Guerra Mundial, en el frente del Somme. Desde allí, los hechos se van
sucediendo a lo largo de todo el siglo pasando por los grandes acontecimientos
que ocurrieron en Europa que tuvieron una incidencia decisiva en la intricada
trama familiar y de intereses que es el objeto de la novela.
El libro
se desarrolla en tres escenarios diferentes: en la granja familiar en Saksum, situada
entre los bosques de Noruega y las Islas Shetland, en el norte del Reino Unido,
en Escocia, y en las llanuras del Somme, en Francia. Todos los escenarios están
bien recreados y admirablemente descritos en todos sus pasajes, especialmente
los noruegos y las islas.

Me gusta
el estilo escueto y limpio de los escritores nórdicos; no utilizan florituras poéticas,
pero reconocen la belleza y la relatan quizás con frialdad, pero también con
realismo.
Hay una
cosa curiosa en esta novela que yo creo que puede ser un divertimento del autor
y es la cantidad asombrosa de objetos excelentes que utilizan los personajes,
descritos como si quisiera reseñar cada uno de ellos en un catálogo de la
excelencia. Desde la música que escucha el abuelo Sverre: las cantatas de Bach y
las sinfonías de Beethoven y Mahler dirigidas por Furtwangler o Klemperer, su
coche, un Mercedes modelo de 1965, al
que siempre se refieren como el “estrella”, la cámara de fotos de Edvard, una Leica M6, la barca de Gwen, una Riva de las de antes de hacerlas en
serie, pasando por sus chaquetas Cordings
de tweed, el tabaco de pipa que fumaba Einar,
early morning pipe, o el balkan
sobraine mixture, que fumaba Winterfinch, hasta los zapatos John Lobb en su armario o las mejores escopetas de caza
inglesa Dickson & Son. Cada vez
que tiene ocasión, nombra un objeto de peculiar exclusividad. Hasta la clase de
patatas que cultivan son de clases excelsas como las pimpernel o las ringerink.
Otra
cosa curiosa es que tal y como pinta el modo de vida de un granjero noruego, no
me parece que sea parecida a la que yo imagino que vive un agricultor español. Pero
tampoco se mucho de cómo es en realidad la forma de vida de los noruegos, sean
granjeros o no.
En fin,
me ha gustado bastante. No pienso que sea una obra maestra, pero si es una
novela con una calidad literaria notable.
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