Juan Belmonte, matador de toros. Por Manuel Chaves Nogales.

Los últimos años se ha puesto en valor la obra de este periodista sevillano que vivió y escribió durante la primera mitad del siglo pasado. Legó a la literatura obras que, además de su indiscutible calidad, son un magnifico instrumento para la comprensión y el entendimiento de la España de una época. 

Chaves Nogales se ha ganado un sitio de honor en el altar de los clásicos, no sólo por la importancia de su obra, en lo que se refiere al relato social y de costumbres, sino también por la calidad y originalidad de su escritura. En mi opinión, y salvando las distancias de estilo, es comparable con Galdós. Ambos escritores logran de la misma forma que, a través de sus novelas, el lector sea capaz de penetrar profundamente en el ambiente real que envuelve sus relatos, mucho mejor que con un manual de historia. En Juan Belmonte, Matador de toros,se aprecia la calidad literaria y la precisión quirúrgica con que describe tanto los paisajes interiores, los que se refieren al carácter y sentimientos de los personajes, como los paisajes exteriores, lugares y espacios físicos donde la vida trascurre. Es perfecta la recreación de las dehesas donde se iniciaba en la práctica de su arte, así como el barrio de Triana donde nace y crece.

En el poco tiempo que hay entre la publicación de Juan Belmonte, Matador de toros, 1935 y la publicación de A Sangre Fuego,héroes bestias y mártires de España , 1937, se aprecia como el estallido de la Guerra Civil marcó una línea  muy visible en el espíritu del escritor haciendo que se pueda apreciar como en la segunda obra, su visión y su palabra se oscurecieron pareciendo renunciar a encontrar la inocencia en el corazón de los hombres  y buscando la justificación de los actos en la pobreza o la desgracia de su miseria moral.

Juan Belmonte, es mucho más que la biografía de un torero mítico. En mi opinión es el dibujo de una sociedad y un tiempo de nuestra historia, que difícilmente podría encontrar un lienzo mejor de exposición que la trayectoria entre la miseria y la opulencia de la vida de un torero. Es cierto que la personalidad singular de Belmonte permite al autor ampliar el objetivo y le da la oportunidad de hablar sobre una España donde los toros no sólo eran la oportunidad de un ascenso económico, del cero al infinito, sino también abrían la posibilidad del artista a participar de la vida intelectual y filosófica de las tertulias literarias, contando con el respeto y admiración de los ilustres.

Chaves Nogales estructura una historia en torno a una multitud de anécdotas que el propio matador le cuenta para la elaboración del libro. Le da voz al torero y esto dota de una autenticad mayor al relato que sigue la cronología que van marcando los hitos personales que van desde los largos y difíciles comienzos, hasta su consagración como mito del toreo. Este viaje personal ocurre en un espacio geográfico y social que cambia no sólo para Belmonte sino también para todo el entorno, y para su propio país.  Así, la biografía se convierte en un valiosísimo documento histórico de la España que va desde 1900 hasta casi el comienzo de la Guerra Civil.

La prosa de Chaves Nogales es de una naturalidad luminosa. No hay artificio en la construcción de las frases ni en el desarrollo del relato, todo fluye de manera sencilla. No hay lugar para lo políticamente correcto, las anécdotas se cuentan sin omitir un detalle. Cuando se escribió el libro aún no se había instalado en nuestras vidas esta filosofía que acabará con la autenticidad en el arte.

Este es un libro extraordinario. Para apreciarlo es del todo indiferente que te gusten o entiendas de toros, la obra es sobre todo el dibujo de la semblanza de un tiempo.

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