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Supongo que es imposible sustraerse a las corrientes de pensamiento que cada vez con más fuerza se instalan en el panorama cultural y social. Las editoriales no son inmunes a los vendavales que azotan a la sociedad y, como consecuencia del resurgimiento de los movimientos feministas, ha habido un auge extraordinario de publicaciones de nuevas novelistas que, al amparo del tirón que representa la sola mención del feminismo, han encontrado un espacio más o menos justo para acceder a una difusión y lanzamiento publicitario dirigido a aprovechar el viento favorable que sopla a favor de las mujeres. Por la misma razón, se ha reeditado también numerosas obras de escritoras que publicaron en la primera mitad del siglo pasado, algunas de ellas, no responde a criterios de calidad sino de oportunidad.
En esta entrada voy a tratar de comentar brevemente tres novelas, a las que me acerque como lectora normal y corriente, gracias a la publicidad que se ha hecho de ellas.
Manhattan Beach por Jennifer Egan
Manhattan Beaches una novela que cuenta la historia de la que fue la primera mujer buzo en el puerto de Nueva York. Este es el caso del que hablaba al principio de la entrada, mujer novelista escribe una novela sobre una mujer pionera en una profesión. La narración es absolutamente plana, hay una historia familiar secundaria que no justifica las cuatrocientas ochenta paginas que la componen, ni la publicidad que se ha hecho de ella, en todas las librerías esta en lugar preminente. Tengo que confesar que me ha costado muchísimo terminarla.
En este caso, es un folletín increíblemente simplón y predecible, no reúne los mínimos de calidad que se exige, a lo mejor no para editarla, pero si para hacer semejante promoción. Yo, la compre porque la presentaban como una obra parecida a la serie de Donwnton Abbey,lo cual es absolutamente falso. Solo he leído la primera de las tres porque era muy muy malo. Pero la autora es mujer y en cierto modo es una historia de mujeres.
Nada Crece a la Luz de la Luna por Torborg Nedreas
Es un libro que es mucho más memorable por el argumento del mismo que por la calidad de la narración. Y para ser más precisa, la verdad es que este no es un asunto del que salga bien parada la protagonista, que es una mujer obsesionada con un hombre, el cual, si en un principio correspondió condescendientemente a su apasionado reclamo, enseguida la aparta atendiendo esporadicamente a sus constantes requerimientos. Si la trama tuviese como protagonista a un hombre cuya obsesión recayese sobre una mujer se consideraría una historia de acoso intolerable. El empecinamiento patológico de la protagonista en conseguir el amor, en un principio, la atención después y finalmente, aunque sea algún encuentro sexual ocasional, resulta bastante patético. La convierte en una marioneta de su propio deseo cuyo mecanismo sólo se pone en marcha en relación con Johanes, por él o en contra de él.
A lo largo de esta larga y tortuosa relación se queda embarazada tres veces, en las tres ocasiones se deshace del embarazo, el ultimo mediante un aborto auto infringido que acaba con su destrucción moral y física. El único sentimiento que le queda es de un profundo odio a si misma por el desgarro emocional y el vacío absoluto a que estas decisiones la llevan.
Todo esto ocurre en una Noruega rural, en los años finales de la década los años cuarenta del siglo XX, pero verdaderamente el paisaje social, lleno de hipocresía y miseria moral, parece más propio de la sociedad luterana del siglo XVIII. A mí me parece que le falta técnica literaria, el recurso de establecer la narración la primera persona como una conversación con un desconocido resulta del todo gratuita e incluso le resta credibilidad al conjunto. Por lo demás la obra destila amargura y desolación. Deja muy mal sabor. Si no hubiese sido por la promoción no la hubiese leído, y con sinceridad no me habría perdido nada. Eso sí, el título es muy bonito.
Tres libros por tres autoras, los tres están absolutamente supervalorados bajo mi punto de vista. Yo siempre he leído libros buenísimos, escritos por mujeres, desde mi iniciación en el mundo de la lectura. De Enid Blyton, con cuyas novelas para adolescentes he pasado horas y horas de maravillosas y sencillas aventuras, pasando por Charlotte Brontë, autora de Jane Eyre, uno de mis libros preferidos. También, Cumbres Borrascosasde su hermana Emily Brontë o Jane Austen, con todos los títulos que han alcanzado la categoría de clásicos por su propio mérito literario, no por haber sido escritos por mujeres si no porque son buena literatura. Hay muchísimos ejemplos que mientras escribo me vienen a la cabeza, unos mejores y otros de menos profundidad, pero de muchísimo éxito, Mujercitas de Louisa May Alcott, Lo que el viento se llevó de Margaret Mitchell, sólo en lo que es novela como considerada puro entretenimiento. En el universo para mi muy querido de la novela negra, están autoras insuperables, indiscutibles, como Agatha Christie, y mucho más cerca de nuestro tiempo Fred Vargas, Sophie Henaff o Camila Läkberg.
Es lo mismo si miramos hacia el mundo más intelectual de escritos filosóficos. He leído a Ana Arendt, a Lou Andreas-Salomé, y a un largo etcétera que sería fatuo por mi parte enumerar y que nunca me acerque a sus obras por el hecho de ser mujeres, sino porque pensaba que el contenido de sus páginas sería interesante y enriquecedor.
Me alegro muchísimo de que el Princesa de Asturias de literatura se lo hayan concedido a Siri Hustdvedt, autora cuya calidad literaria y trayectoria intelectual es extraordinaria, y de la que desde que leí, hace ya años Todo cuanto amé, y que he seguido con continuidad. Aunque en Recuerdos del futurome pierdo en las digresiones pseudo filosóficas que contiene en detrimento de las historias contadas con más sencillez y la misma profundidad de sus otras novelas. No supe hasta mucho después que estaba casada con Paul Auster, porque como mucha gente que lee, lo que busco no es quien es el escritor, ni si es hombre o mujer, sino el interés de sus obras. Me fastidia la sospecha de que su condición de mujer le haya otorgado alguna ventaja, en estos tiempos ridículos en que vivimos.
Cuando acabo esta entrada, me doy cuenta de que difícilmente podría haberla firmado un hombre sin ser tachado de machista y radical y, probablemente, que muchas mujeres no compartan mi opinión de que no necesariamente es bueno acceder al reconocimiento de la excelencia por un sistema de cuotas, y mucho menos por una cuestión de tendencias.
Hola, soy seguidora de tu blog (aun menos lectora de lo que me gustaría). Aun siendo escéptica del movimiento feminista actual, me gustó muchísimo el discurso de Siri Hustdvedt en los Premios Principe de Asturias. Tengo curiosidad por leer algo de ella. De todos los que has leído, cual me recomendarías y por qué? Muchisimas gracias y no dejes de escribir!
ResponderEliminarLos que más me han gustado de ella, son " todo cuanto ame" y un verano sin hombres".
EliminarA mí también me gusto el discurso.
Para mí los mejores de ella son todo cuanto ame, y un verano sin hombres
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