«El jardin de los Finzi-Contini» por Giorgio Bassani

En el ensayo de Irene Vallejo, «El infinito en un Junco», vi una referencia a este relato de Bassani, del que tenía conocimiento por la película de Vittorio de Sica, pero que no había leído.  Despertó mi interés leerla con la perspectiva que aporta Vallejo, no como una historia de amor sino como la experiencia de la aproximación a un mundo anhelado, pero durante mucho tiempo inaccesible.

La novela es claramente autobiográfica y narrada en primera persona, lo que le aporta una autenticidad verdaderamente notable. Por encima de la relación amorosa que subyace en la obra, esta perspectiva distinta hace que adquiera valor todo el itinerario de aproximación del protagonista, a la familia, al mundo, a la forma de vivir de personas que conoce desde siempre que están presentes pero lejanas de algún modo inaccesibles.

Todo ello se encarna en el jardín, tras cuyos muros la vida adquiere una dimensión diferente a la de su propia vida. La conciencia de que las particulares y dramáticas circunstancias históricas que están viviendo los habitantes de Ferrara, es lo que propicia su acceso a ellos, añade interés al relato. Con la promulgación de las leyes raciales, la comunidad judía de la ciudad se cierra sobre sí misma y establece un nuevo orden de relaciones sociales, que hubiese sido difícilmente probable en el pasado, este nuevo orden es lo que posibilita y favorece la entrada al mundo de los Finzi-Contini a alguien que estaba destinado a observarlos por encima de los muros de su jardín.

Todo encaja cuando se lee bajo este nuevo punto de vista. La incapacidad del joven para expresarle sus sentimientos a Nicol, no sólo responde a una timidez, que el personaje no muestra en cualquier otra faceta de sus relaciones, sino que es también el miedo de que esos sentimientos sean de alguna manera inapropiados, y que ella sea incapaz de entenderlos.

El libro comienza al final de la historia, en un visita a Ferrara años después de la trágica extinción de la familia aniquilada en el holocausto. Una visita que conduce hasta los muros del jardín que aun continua separándolo del resto del mundo, y escribe estas palabras como un epitafio, “Este espacio quedara siempre unido a tu melancolía”.

Es una pequeña obra maestra de la literatura del siglo XX, un imprescindible no dejéis de leerla.


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