«Berta Isla» y «Tomás Nevinson», por Javier Marías



Son dos libros distintos, pero  en mi opinión «Berta Isla», el primero cronológicamente hablando, podría agotarse en sí mismo. La historia de la que trata si se cerrase con el final del libro, sería una obra acabada y perfecta. Sin embargo,  «Tomás Nevinson», aunque no está planteada como una segunda parte, necesita de la existencia de «Berta Isla» para cobrar todo el sentido y sin la lectura previa de este al lector le faltaría información que aunque probablemente no fuese esencial si que sería necesaria para contextualizar los personajes que transitan a través de las dos novelas. Es por eso por lo que me parece oportuno hacer un comentario sobre las dos juntas como si se tratase de una obra en dos volúmenes.

Entre las dos suman 1200 páginas y, a pesar de que Marías es un maestro además de un autor consagrado, nadie en estos tiempos puede sustraerse a las circunstancias del mercado y es indudable que comercialmente funciona mucho mejor dividir la obra en dos partes, en dos títulos independientes. Incluso yo que soy una lectora que disfruta ante la perspectiva de enfrentarme con un buen libro, largo y profundo, en cuya compañía pasaré mucho tiempo, he dejado pasar unos meses entre los dos. 

La literatura de Marías, sus novelas, son argumentos en principio sencillos y plausibles, que en su desarrollo dan al autor una plataforma donde expresar una teoría, es decir, no son meros hechos que suceden a unos personajes. El porqué, el cómo y el cuándo constituyen el cuerpo de la obra de Marías. Nos volvemos a encontrar con sus obsesiones sobre el papel del azar en la determinación del destino de cada uno o el abismo que se abre ante cada elección vital.  Las consecuencias de la acción o de la inacción de los personajes es también una constante en las tramas de sus novelas.

La construcción de los personajes es perfecta. Ambos, Berta y Tomas, cobran vida de manera independiente, aunque muy pronto, en el final de la infancia, se produce el encuentro de los dos protagonistas, que entran juntos en la adolescencia y ya a partir de entonces la formación de los dos caracteres tiene influencia reciproca.  Su plenitud vital la alcanzan separados físicamente, pero el vínculo que los une, que se forjó cuando las almas están casi desnudas, tiene una fortaleza y una solidez inexpugnable, incluso cuando la voluntad de alguno de los dos pretende expulsar al otro de su trayectoria, que no ocurre porque, y esta es otra de las constantes en el pensamiento del autor, los años de la infancia hasta la primera adolescencia son tan determinantes del resto de la vida que marcan de manera indeleble el carácter,  aun sobreponiéndose a las pautas adquiridas.

Esto es muy importante a la hora de comentar ambas novelas. Lo que le pasa a Berta, siempre tiene una relación con lo que le sucede a Tomas, y el destino de este no hubiera sido el mismo sin la existencia de Berta. Ambos personajes son una creación literaria especial, pues por separado son autosuficientes en cuanto se refiere a que pueden ser objeto del relato de manera independiente. Sin embargo, cobran todo su sentido en relación con el otro.

Me gustaría señalar alguno de los guiños qué nos hace al lector de sus novelas, unos relacionados con la literatura. Introduce a un personaje literario, Endeavor Morse, como el detective que se encarga de la investigación del asunto que marcará la vida del joven Tomás, y por otro lado introduce a personas reales,  en el mundo de la ficción literaria como al pediatra Ángel Castilla, de bendita memoria de todos los que lo conocimos y a quien confiamos a nuestros hijos. También trae a colación un hecho real, el asesinato de Natividad Garayo, un extraño suceso que nunca se resolvió, y que nos impactó de manera brutal a todos los que la conocimos y quisimos (yo fui su compañera de clase durante todo el bachillerato en el Colegio de las Irlandesas, de Madrid).

Siento un privilegio (probablemente absurdo) porque estas novelas se seguirán leyendo dentro de cincuenta años, de un siglo quizás, y se habrán traducido a muchos idiomas y leído en muchísimas partes del mundo. Sin embargo, solo unos pocos sabemos quiénes eran estas personas, que existieron de verdad y las conocimos. Muchos entenderán el guiño literario a Colin Dexter pero no muchos entenderán como era el barrio de Chamberí en los años sesenta del siglo XX , ni habrá conocido el British Council de Martínez Campos. 

No he pretendido hacer una reseña literaria erudita o técnica, solo he intentado aportar un punto de vista que le dé una perspectiva diferente a la lectura de «Berta Isla» y «Tomás Nevinson». A mi desde luego me ha parecido una gran obra, lo he pasado muy bien durante el tiempo que me ha acompañado. Y desde luego la recomiendo.


Comentarios