Cuando sale la reclusa por Fred Vargas

Una nueva entrega de la serie del comisario Adamsberg viene a ratificar la originalidad y calidad del trabajo de Fred Vargas.

Cuando se escriben novelas que se constituyen en una serie indeterminada de episodios, es frecuente recurrir a una base prestablecida de personajes corales que pueblan el universo del protagonista. Estos perfiles no protagonistas se van dibujando a retazos, poco a poco en cada uno de los episodios y cada vez, elige a alguno de ellos para singularizarlo y profundizar en él, haciéndolo merecedor de una consideración especial en el protagonismo del relato. Es como si la autora diese por concluida la construcción de la personalidad del comisario, y le divirtiera añadir profundidad a los secundarios que en lo sucesivo cobraran importancia por sí mismos haciendo que el lector los conozca y los sitúe la vez siguiente.

También resulta interesante que incorpore personajes que pertenecen a otra de sus series policiacas para que colaboren en las investigaciones de Adamsberg. Por ejemplo, los tres evangelistas; en esta novela, Mathias, el arqueólogo, que es convocado para ayudar en cuestionas en las que es experto.

Estas características ayudan a la conexión con la realidad a cambio de lo extravagante y peculiares que son las tramas policiales en sus libros en las que siempre hay un cierto aire de fantasía que sobrevuelan los hechos. Así, se evita que lo más importante del relato sea la resolución de los casos y si el relato en sí mismo.

 En Cuando sale la reclusa hay alguna incoherencia en la construcción de uno de los personajes principales cuyas características personales son un poco imposibles, así como divagaciones oníricas que resultan un tanto farragosas. Con estas objeciones, esta, como todas las novelas de Fred Vargas, es muy divertida y la recomiendo aun cuando no se sea tan aficionada como yo al género policiaco.

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