El bosque de la larga espera por Hella S. Haasse
Hace unos años leí la saga de Los reyes malditos de Maurice Druon. Siempre
he sido aficionada a la novela histórica, pero la Edad Media nunca me ha
interesado especialmente. Sin embargo, me enganche a aquella historia desde el
primer título: El rey de hierro y así,
uno tras otro hasta completar los siete que componen la serie. Me pareció que tenían una extraordinaria
calidad literaria y, a pesar que el elemento ficción está claramente presente,
no deja de tener un rigor histórico y una documentación notable.
La misma persona que me habló de
estos me ha sugerido recientemente El bosque
de la larga espera. Este verano he abordado por fin las casi ochocientas páginas
que lo componen y adelanto ya que me ha encantado y que lo he disfrutado
muchísimo a pesar de que solo he encontrado una edición de bolsillo cuya letra
diminuta ha puesto a prueba mi vista cansada. Mala edición, pero muy buena traducción.
La novela se sitúa cronológicamente
en un periodo posterior pero relativamente próximo a los años en los que se
encuadra Los reyes malditos y se
desarrolla en Francia, estas dos cosas son las que tienen en común ambas obras.
El bosque de la larga espera es una
obra mucho más intimista. Se centra en el estudio del personaje de Carlos de
Orleans al que la autora analiza con un criterio freudiano, acogiéndose a las
tendencias psicológicas imperantes en el primer tercio del siglo XX. La
importancia que se da en el relato a su nacimiento, a su infancia y al brusco y
prematuro abandono de la misma empujado por las circunstancias, condicionan su
carácter. La relación con su madre, el traspaso se sus deseos de venganza y la
creación de una conciencia basada en el cumplimiento de unas expectativas
impuestas por el deber a una estirpe van configurando una personalidad
constantemente esforzada en actuar como se espera de él renunciando a sus
intimas inclinaciones poéticas y de hombre de paz.
Es muy interesante ver cómo un
personaje tan lejano en el tiempo histórico puede ser interpretado bajo el
prisma psicológico de una ciencia tan nueva - en el tiempo en que ese escribe
el libro - y ver cómo, gracias a esta, se explican y justifican los actos del
mismo. Alrededor de Carlos de Orleans se nos muestra un laberinto de pasiones y
de anhelos de poder que tienen tanta fuerza como para pasar por encima de
cualquier lealtad y llevarse por delante vidas y destinos.
La documentación histórica es
muy seria y rigurosa, y su aportación literaria consigue crear una atmosfera
propicia para trasladarnos a esa oscura época. Hella Haasse, escribe este libro
en el exilio por no firmar un documento de aceptación de las condiciones
académicas que les imponían a los docentes holandeses las autoridades alemanas
durante la ocupación. Esta circunstancia trasciende en la novela pues al final,
muchos siglos después, la naturaleza humana sigue sucumbiendo a los delirios de
poder y al sometimiento de unos pueblos sobre otros.
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